Hávamál

El Discurso del Altísimo

Gestaþáttr

Consejos para el invitado

Estrofa 1

Observa cuidadosamente
todas las puertas antes de entrar,
ya que es incierto
dónde pueden estar los enemigos
ocultos en las mesas del salón.

Estrofa 2

¡Oh, digno anfitrión!
Ha llegado un invitado.
Dinos, ¿dónde debe sentarse?
El mal genio crece en un asiento alejado,
no te arriesgues a encender su impaciencia.

Estrofa 3

El recién llegado necesita fuego,
sus rodillas están entumecidas.
Un hombre que ha atravesado montañas
necesita comida y ropa limpia.

Estrofa 4

El huésped necesita agua
al llegar a la mesa,
una toalla y una cordial bienvenida;
una actitud amistosa,
un diálogo y atención.

Estrofa 5

El viajero debe entrenar su inteligencia.
Todo es fácil cuando uno se siente como en casa.
Muchas miradas recibe,
aquél que no sabe nada
y se sienta entre sabios.

Estrofa 6

Más allá de tu sabiduría,
no seas soberbio,
más bien sé cuidadoso en tu forma de ser.
Un visitante sabio es aquél
que permanece cauteloso.
Rara vez se lastima el prudente.
Porque no hay amigo más fiable
que la sabiduría.

Estrofa 7

El invitado cauteloso
que se acerca a la reunión,
guarda silencio en la escucha;
escucha con sus oídos,
observa con sus ojos.
Tal es el buscador de sabiduría.

Estrofa 8

Dichoso es el que gana elogios
y reconocimiento en tiempos de necesidad.
Pero ingrato es
lo que un hombre posee
mientras yace en el pecho de otro.

Estrofa 9

Dichoso el que tiene en sí
alabanza y sabiduría en la vida;
porque a menudo un hombre
recibe mal consejo
cuando nace en el seno de otro.

Estrofa 10

No hay mejor cargamento
para llevar en el camino
que la sabiduría.
En un lugar extraño,
la virtud del pobre
es más valiosa que el oro.

Estrofa 11

No hay mejor cargamento
para llevar en el camino
que la sabiduría.
No hay peor provisión para el viaje
que llevar sobre el campo
un exceso de cerveza.

Estrofa 12

No es tan bueno como dicen
para los hombres
beber a menudo cerveza.
Pues cuanto más bebe un hombre,
menos sabe lo que piensa.

Estrofa 13

La que llaman «garza del olvido»
sobrevuela los banquetes de cerveza,
distrayendo el ingenio de los hombres.
Con las plumas de esa ave
estuve una vez atado
en la caverna de Gunnlöð.

Estrofa 14

Me emborraché,
me emborraché completamente
en casa del astuto Fjalar.
Por eso la embriaguez es la mejor,
cuando cada hombre recupera
su razón al volver a casa.

Estrofa 15

El hijo de un rey debe ser
silencioso y prudente,
y también osado en la batalla.
Valiente y dichoso caminará el hombre,
Hasta que llegue
el día de su muerte.

Estrofa 16

El necio cree
que vivirá para siempre
si evita la batalla;
pero la vejez no le dará la paz,
aunque las lanzas le perdonen la vida.

Estrofa 17

Cuando va a una fiesta,
el necio se queda parado.
Al principio es tímido y vergonzoso,
pero cuando tome un trago
y abra la boca
todos conocerán su cretinismo.

Estrofa 18

Aquel que tanto ha visto y sufrido
y que conoce los caminos del mundo.
Sólamente él
puede saber qué espíritu
es el que gobierna a los hombres
que en su camino se encuentra.

Estrofa 19

No rehuyas el hidromiel,
pero bebe con medida.
Habla con sensatez o quédate callado
y nadie podrá decir nada malo de ti
si buscas a temprana hora tu cama.

Estrofa 20

El glotón que engulle
comerá hasta enfermar.
Cuando esté entre los sabios,
se burlarán de él
y de su abultado vientre.

Estrofa 21

El rebaño sabe bien
cuándo debe volver a casa,
y entonces del pasto marcharse.
Pero el hombre insensato,
la medida de su vientre,
nunca la conocerá bien.

Estrofa 22

Un hombre malhumorado e infeliz
se ríe de todo lo que oye
y se burla de los demás.
Pero siempre se negará
a ver sus defectos

Estrofa 23

El  ingenuo, por la noche,
permanece despierto,
lleno de preocupaciones.
Cuando llega la mañana,
su desdicha es la misma que antes.

Estrofa 24

El necio piensa
que aquellos con los que ríe
son todos sus amigos.
Lo que ignora es
lo mal que hablan a sus espaldas,
cuando se sienta con hombres más sabios.

Estrofa 25

El necio piensa
que aquellos con los que ríe
son todos sus amigos.
Cuando viene al Thing y pide ayuda,
poco apoyo encuentra.

Estrofa 26

El necio que se cree lleno de sabiduría,
mientras está sentado junto al hogar en casa,
rápidamente descubre,
cuando otros le preguntan,
que nada sabe en absoluto.

Estrofa 27

Es mejor que el ignorante guarde silencio
cuando se mueve entre otros hombres.
Nadie sabrá lo tonto que es
hasta que empiece a hablar;
nadie sabe mejor lo imbécil que es
que el hombre que habla demasiado.

Estrofa 28

Sabio será aquel que bien sepa preguntar
y también responder.
Los hijos de los hombres no pueden ocultar
las noticias que de ellos se cuentan.

Estrofa 29

Demasiadas palabras insensatas pronuncia
el que nunca calla;
una lengua apresurada canta su propia desgracia
si no se le pone freno.

Estrofa 30

No cuestiones demasiado a tus amigos,
familiares o a aquellos
con los que celebras un banquete;
podrías demostrarles que son tontos
y exponerlos al escarnio.

Estrofa 31

Es sabio el que se aparta a tiempo
de aquél a quien que le gusta burlarse,
pues en la mesa, quien se burla,
nunca puede saber
con qué enemigo tendrá que luchar.

Estrofa 32

A menudo, incluso los amigos
se dividen en la mesa;
siempre será fuente de disputas,
que un invitado enoje a otro invitado.

Estrofa 33

Un hombre hace bien en comer una buena comida
antes de visitar a sus amigos.
No sea que, cuando llegue allí pase hambre,
temeroso de pedir comida.

Estrofa 34

Torcido y lejano es el camino para un enemigo,
aunque su casa esté en la carretera.
Pero ancho y recto es el camino
para un amigo
aunque esté lejos.

Estrofa 35

El invitado con tacto
se despedirá pronto,
no se quedará mucho tiempo en casa ajena.
Cuando uno se queda demasiado tiempo
en casa de otro,
el amor se convierte en odio.

Estrofa 36

La casa propia es lo mejor,
por pequeña que sea;
cada hombre es dueño de su casa.
Aunque sólo posea dos cabras y un techo de paja,
incluso eso es mejor que mendigar.

Estrofa 37

La casa propia es lo mejor,
por pequeña que sea;
cada hombre es dueño de su casa.
El corazón de un hombre se rompe
si tiene que mendigar
cada vez que necesita comer.

Estrofa 38

Un hombre no debe poner un pie en el camino
sin sus armas de guerra.
Pues es incierto cuándo surgirá la necesidad
de una lanza en el camino.

Estrofa 39

No he encontrado a nadie tan generoso
con regalos o comida,
que de buena gana no aceptara otro regalo.
Ni tampoco a nadie tan generoso
al que le hayan respondido con odio.

Estrofa 40

Que de las riquezas que ha conseguido
el hombre no escatime en demasía.
A menudo guardamos para un enemigo
lo que estaba destinado para un amigo.
Las expectativas a menudo resultan engañosas.

Estrofa 41

Los amigos serán felices,
el uno con el otro,
con armas y atuendos.
Tú mismo puedes verlo:
A través de los regalos
la amistad es más duradera,
si sus destinos son justos.

Estrofa 42

A su amigo, el hombre
un amigo demostrará ser,
y regalos con regalos recompensará.
Pero los hombres responderán
a la burla con la burla,
y a la mentira con la falsedad.

Estrofa 43

A su amigo, el hombre
un amigo demostrará ser,
y lo mismo con los amigos de sus amigos.
Pero nunca un hombre será amigo
de los amigos de su enemigo.

Estrofa 44

Si tienes un amigo
en quien confiar plenamente
y el bien de él obtendrás,
mezcla tus pensamientos con los suyos,
hazle regalos,
y ve a buscarlo a menudo.

Estrofa 45

Si tienes a otro
en quien difícilmente confiarás,
aún así obtendrás beneficio de él.
Le hablarás con rectitud, pero pensarás falsamente.
Y así, las falacias,
con falsedad pagarás.

Estrofa 46

Lo mismo ocurre con aquel
en quien apenas confías,
y cuya mente no puedes conocer.
Ríete con él, pero no digas lo que piensas,
así le recompensas con su mismo regalo.

Estrofa 47

Joven fui yo una vez,
y vagaba a solas,
nada sabía del camino.
¡Afortunado me sentí, cuando encontré un camarada!
Porque el hombre es el mayor regalo que el hombre puede tener.

Estrofa 48

Las vidas de los valientes y nobles
son las mejores.
Rara vez alimentan las penas.
Pero el cobarde, miedo de todas las cosas tiene,
y no con gusto el cobarde regala.

Estrofa 49

Mis prendas una vez di
en un campo, a un par de postes de madera.
Héroes parecían, cuando ropa tenían.
Pero un hombre,
despojado de sus ropajes,
en nada se queda.

Estrofa 50

En la lóbrega colina muere el abeto,
sin hojas ni corteza.
Muere como el hombre a quien nadie ama.
¿Por qué debería ser larga su vida?

Estrofa 51

Durante cinco días
arde la amistad entre falsos amigos,
más ardiente que el fuego.
Cuando llega el sexto día,
el fuego se enfría
y se acaba todo el apego.

Estrofa 52

Un hombre no necesita dar grandes cosas.
A menudo recibe elogios por muy poco.
Con media hogaza de pan y una taza medio llena,
un amigo completo hice.

Estrofa 53

Pequeñas playas para pequeños mares,
y pequeña es la razón de los hombres.
No todos los hombres son iguales en sabiduría,
pues todos son medio sabios.

Estrofa 54

Que el hombre tenga sabiduría,
pero nunca demasiada.
Las vidas más bellas son las vidas
de aquellos hombres más sabios.

Estrofa 55

Que el hombre tenga sabiduría,
pero nunca demasiada.
Porque el corazón del sabio rara vez es feliz,
si es sabio en demasía.

Estrofa 56

Que el hombre tenga sabiduría,
pero nunca demasiada.
Que nadie conozca el destino que le aguarda,
pues así estará libre de preocupación.

Estrofa 57

Una llama, de una llama es encendida y consumida,
y el fuego es engendrado de otro fuego.
Así, el habla del hombre
será conocida por los hombres,
y los tontos serán reconocidos por su silencio.

Estrofa 58

Debe madrugar aquel que desea obtener
la sangre o las posesiones de otro.
El lobo que se queda inactivo obtendrá poca carne,
y el hombre que duerme tendrá poco éxito.

Estrofa 59

Aquellos cuyo personal es escaso,
deben levantarse temprano
y hacer el doble de trabajo.
Mucho queda por hacer para el dormilón de la mañana,
porque la rapidez es la mitad de la riqueza conseguida.

Estrofa 60

De las tejas y tiras de corteza curtida
uno debe conocer sus necesidades para el techo,
y cuánta madera necesitará en un mes
o en medio año.

Estrofa 61

Limpio y alimentado,
el hombre se dirige al consejo,
aunque esté vestido con ropa modesta.
No debe avergonzarse de sus zapatos y medias,
ni de su caballo, aunque sea pobre.

Estrofa 62

Cuando el águila llega al mar antiguo,
chilla y baja la cabeza.
Así es un hombre en medio de la multitud,
que encuentra pocos que hablen por él.

Estrofa 63

Aquel que quiera ser llamado sabio,
debe estar listo para preguntar y responder.
Puedes decir tus pensamientos a uno,
pero ten cuidado si se los dices a dos,
ya que lo que tres saben, lo sabrá el mundo.

Estrofa 64

Un hombre sabio deberá controlar su temperamento
y mantener bajo control su deseo de dominar.
Cuando se encuentra entre los valientes,
comprende que no puede ser el más audaz de todos.

Estrofa 65

(Un hombre debe ser cuidadoso y prudente,
y tener miedo de confiar en un amigo.)
A menudo, por las palabras que uno dice a otros,
sólo recibirá un mal regalo.

Estrofa 66

A menudo llegué demasiado pronto a muchos lugares,
pero demasiado tarde a otros.
La cerveza a veces estaba demasiado aguada,
y rara vez algo salió como yo quería.

Estrofa 67

Los hombres, por doquier me invitarían a sus hogares,
aunque a la hora de comer no necesitara comida,
o colgarían dos jamones en la casa de mi amigo,
donde solo han comido uno.

Estrofa 68

El fuego, para el hombre, es el regalo más justo,
y también poder ver el sol;
también la salud, si un hombre la pudiera tener,
y una vida no manchada por el pecado.

Estrofa 69

Ningún hombre es completamente desdichado,
aunque esté enfermo.
Algunos encuentran alegría en sus hijos,
otros la encuentran en sus parientes cercanos
o su riqueza,
y otros en sus obras dignas.

Estrofa 70

Es mejor vivir que ser un cadáver,
el vivo atrapa la vaca.
Vi las llamas elevarse por la pira del hombre rico,
y yacía muerto ante su puerta.

Estrofa 71

El cojo monta a caballo,
el manco es pastor,
el sordo es valiente en la batalla;
el ciego es mejor que el quemado.
Pero un cadáver no sirve para nada.

Estrofa 72

Un hijo es mejor, aunque nazca tarde,
y su padre haya fallecido.
Pocas veces se ven piedras rúnicas junto al camino,
a menos que un pariente honre a su pariente.

Estrofa 73

Dos hombres hacen una batalla, la lengua mata a la cabeza.
Bajo cada abrigo de piel sospecho un puño.

Estrofa 74

Se espera con alegría la noche que tiene comida para disfrutar,
las vergas de un barco son cortas,
las noches de otoño inquietas.
A menudo, el clima cambia en una semana,
y más aún en un mes.

Estrofa 75

Un hombre no sabe, si no sabe nada.
El oro a menudo engendra engaños.
Uno es rico y otro es pobre,
¡Pero nadie debería ser despreciado por eso!

Estrofa 76

El ganado muere,
y los parientes mueren.
Y de igual manera uno muere.
Pero el renombre
de quien consigue buena fama
nunca muere.

Estrofa 77

El ganado muere,
y los parientes mueren.
Y de igual manera uno muere.
Pero una cosa sé
que nunca muere:
la reputación de un hombre muerto.

Estrofa 79

MAL CONSERVADA

Estrofa 80

Si el necio se apodera del dinero
o del amor de una doncella,
crece en él el orgullo,
pero nunca la sensatez;
se dirige directamente
a la soberbia.

Estrofa 81

Alabad al día cuando anochece,
a una mujer en su pira,
al arma cuando es usada,
a una doncella al casarse,
al hielo cuando se cruza,
a la cerveza cuando se bebe.

Estrofa 82

Cuando sople la tormenta,
corta madera, en vientos justos busca el agua.
Juega con las doncellas al atardecer, porque el día tiene muchos ojos.
Busca la rapidez en el barco, protección en el escudo,
cortes de la espada, de la doncella los besos.

Estrofa 83

Bebiendo cerveza junto al fuego,
patina sobre el hielo.
Compra un caballo flaco y una espada empañada,
engorda el caballo en casa, y el perro en tu morada.

Estrofa 84

Un hombre no debe confiar en el juramento de una doncella,
ni en las palabras que una mujer dice.
Porque sus corazones fueron hechos en una rueda giratoria,
y volubles fueron formados sus pechos.

Estrofa 85

En un arco que quiebra, en llamas ardientes,
en lobo voraz o cuervo que canta lamentos,
en un jabalí que gruñe, en árbol de raíces quebrantes,
en mares que braman, o en caldera burbujeante.

Estrofa 86

En flecha volante o en caídas aguas,
en hielo recién formado o pliegues de serpientes,
en palabras nupciales o en espada rota,
en juego de osos o en hijos de reyes.

Estrofa 87

En un becerro enfermo o un siervo terco,
en una bruja lisonjera o un enemigo recién muerto.
En un cielo claro, luminoso, o una multitud risueña,
en el tazón de un perro o la pena de una ramera.

Estrofa 88

Si te cruzas con el asesino de tu hermano en tu camino,
en una casa en ruinas, un caballo veloz y fino,
pero si una pata se ha herido, ya no sirve de nada,
nadie fue tan ingenuo como para confiar en todo eso.

Estrofa 89

No esperes con certeza una cosecha temprana,
ni confíes demasiado pronto en tu hijo.
El campo necesita buen clima, el hijo necesita sabiduría,
y a menudo se les niega a ambos.

Estrofa 90

El amor de las mujeres, voluble en su voluntad,
es como caminar sobre hielo con un caballo descalzo,
un potro de dos años, rebelde y poco domado,
como dirigir un barco sin timón en plena tormenta,
o como cojear persiguiendo renos en resbaladizas rocas.

Estrofa 91

Claro hablaré ahora, pues conozco a ambos:
La lealtad de los hombres hacia las mujeres se tambalea.
Cuando hablamos de la hermosura, en realidad pensamos lo contrario.
Así enredamos incluso las mentes más sabias.

Estrofa 92

Palabras suaves dirá y riquezas ofrecerá
aquel que anhela el amor de una doncella.
Y alabará la belleza de la joven brillante.
Quien mejor corteje, será quien conquiste.

Estrofa 93

Que nadie encuentre culpa en amar
a alguien más que a su elegido.
A menudo afecta al sabio,
pero no al insensato,
la encantadora dulzura.

Estrofa 94

Que nadie encuentre defecto en otro,
por aquello que afecta a muchos.
Los sabios a menudo,
por el poderoso deseo del amor,
pierden toda su cordura.

Estrofa 95

Solo la cabeza sabe lo que habita cerca del corazón.
Solo el hombre conoce su mente bien.
No hay enfermedad peor para aquel que es sabio,
que carecer de la anhelada alegría.

El fallido romance de Odín con la hija de Billing

Desde la estrofa 96 a la 102 se narra el pasaje que ilustra la falsedad de la mujer a través de la historia del fallido romance de Odín con la hija de un hombre llamado Billing, o Billingr.

Estrofa 96

Esto mismo comprendí,
mientras estaba en el juncal:
Durante largo tiempo esperé a mi amada.
Como a mi vida, a aquella doncella amé.
Y, sin embargo, nunca la tuve a mi lado.

Estrofa 97

Acostada en su cama encontré a la hija de Billing,
durmiendo plácidamente.
Nada consideré la grandeza de un conde
comparado con estar junto a esta belleza.

Estrofa 98

«Odín, vuelve al atardecer,
si a una mujer como yo deseas conquistar.
Malo sería si otros, aparte de nosotros dos,
se enterasen de nuestro secreto.»

Estrofa 99

Apresurado partí en busca de la alegría,
sin hacer caso a los sabios consejos.
Creía firmemente que pronto obtendría
una alegría inmensurable con aquella doncella.

Estrofa 100

Llegué entonces cuando era de noche,
todos los guerreros aún estaban despiertos,
con las luces encendidas y antorchas ondeantes.
Mi camino se tornó peligroso

Estrofa 101

Llegué de nuevo al amanecer
cuando aún todos dormían.
Y un perro encontré en la estancia de mi amada,
atado allí a su cama.

Estrofa 102

Muchas hermosas mujeres,
una vez un hombre ha probado su amor,
se descubre que son falsas con su amante.
Esto aprendí cuando, con ingenio,
anhelaba yacer junto a aquella astuta mujer.
Desprecio indigno fue lo que obtuve.
Nada conseguí de la mujer que conquisté.

Estrofa 103

Aunque goces de alegría en casa y te diviertas con invitados,
un hombre debe ser cauteloso y sabio.
El sabio y astuto, en busca de amplia sabiduría,
debe asegurarse de que sus palabras sean justas.
Tonto se le llama a aquel que no puede decir nada,
pues así es el camino de los insensatos.

Odín y el hidromiel de la poesía

Estrofa 104

Al antiguo gigante encontré, ahora he vuelto.
Poco beneficio obtuve del silencio.
Muchas palabras, mi voluntad de obtenerlo,
pronuncié en el salón de Suttung.

Estrofa 105

La boca de Rati hizo el hueco para mi paso,
y él mordió la piedra para hacer el orificio.
Arriba y abajo, los caminos de los gigantes se extendían,
imprudentemente puse en riesgo mi cabeza.

Estrofa 106

Gunnlod me dio en el trono dorado
un trago del preciado hidromiel.
Un mísero pago le permití recibir
por su corazón heroico
y su espíritu angustiado.

Estrofa 107

La belleza bien merecida disfruté,
poco le falta al sabio.
Pues Othrörir ahora ha sido llevado
al lugar donde habitan los humanos.

Estrofa 108

Apenas, me parece, habría regresado a casa
y dejado la tierra de los gigantes,
sin la ayuda de Gunnlod, la doncella bondadosa,
cuyos brazos me habían rodeado.

Estrofa 109

Al día siguiente, vinieron los gigantes de hielo,
en busca de alguna noticia sobre Hor.
Y en el salón de Hor
preguntaron por Bolverk,
si había regresado entre los dioses,
o si Suttung lo había matado allí.

Estrofa 110

En su anillo juró Odín, o eso creo.
¿Cómo confiar en sus promesas?
Con engaño tomó el hidromiel de Suttung,
y a Gunnlod la dejó llorando.

Loddfafnismál

Máximas para Loddfáfnir

Estrofa 111

Es tiempo de recitar desde el taburete del cantor;
junto al pozo de Urðr estuve.
Vi y guardé silencio,
vi y reflexioné.
Y escuché el discurso del Altísimo.
Sobre las runas les oí hablar,
y no guardaron silencio en los consejos,
en el salón de Hor,
allí en el salón de Hor
oí decir así.

Estrofa 112

¡Te aconsejo, Loddfafnir!
Y escucha mi consejo.
Tendrás provecho si escuchas,
gran ganancia si aprendes:
No te levantes de noche, a menos que busques noticias,
o anheles ir al baño.

Estrofa 113

¡Te aconsejo, Loddfafnir!
Y escucha mi consejo.
Tendrás beneficio si escuchas,
gran ganancia si aprendes:
Cuidado con dormir en el regazo de una bruja,
no dejes que sus miembros te atrapen.

Estrofa 114

Su poder es tal que perderás la atención
durante los consejos o reuniones;
odiarás la comida, no querrás compañía,
y tristemente te sumirás en el sueño.

Estrofa 115

¡Te aconsejo, Loddfafnir!
Y escucha mi consejo.
Tendrás provecho si escuchas,
gran ganancia si aprendes:
Nunca intentes conquistar a la esposa de otro,
ni anheles su amor secreto.

Estrofa 116

¡Te aconsejo, Loddfafnir!
Y escucha mi consejo.
Tendrás provecho si escuchas,
gran ganancia si aprendes:
Si sobre montañas o abismos deseas ir,
atiende bien a tu comida en el camino.

Estrofa 117

¡Te aconsejo, Loddfafnir!
Y escucha mi consejo.
Tendrás provecho si escuchas,
gran ganancia si aprendes:
No debes permitir que un hombre malvado
te cause daño alguno.
Porque de un hombre malvado nunca recibirás recompensa
por la confianza depositada.

Estrofa 118

Presencié a un hombre profundamente herido
por las palabras de una mujer malvada;
una lengua mentirosa le arrebató la vida,
y no encontró ninguna verdad en ella.

Estrofa 119

¡Te aconsejo, Loddfafnir!
Y escucha mi consejo
Tendrás provecho si escuchas,
gran ganancia si aprendes:
Si tienes un amigo en quien confiar plenamente,
búscalo con frecuencia.
Pues las zarzas crecen y la hierba ondea
en un camino poco transitado.

Estrofa 120

¡Te aconsejo, Loddfafnir!
Y escucha mi consejo.
Tendrás provecho si escuchas,
gran ganancia si aprendes:
Busca a un hombre virtuoso para entablar amistad,
y presta atención a sus buenas palabras.
Aprende de él, de su sabiduría y bondad,
y deja que sus encantamientos sanadores te guíen en tu camino.

Estrofa 121

¡Te aconsejo, Loddfafnir!
Y escucha mi consejo.
Tendrás provecho si escuchas,
gran ganancia si aprendes:
Nunca seas el primero en romper con tu amigo,
el lazo que a ambos os une;
El cuidado roe el corazón si no puedes expresar
a otro todo tu pensamiento.

Estrofa 122

¡Te aconsejo, Loddfafnir!
Y escucha mi consejo.
Tendrás provecho si escuchas,
gran ganancia si aprendes:
Intercambio de palabras con un simio ignorante
no debes hacer jamás.

Estrofa 123

Porque nunca podrás obtener
provecho de un hombre indigno;
Mas un buen hombre, con frecuencia, ganará la mayor de las devociones
a través de alabanzas.

Estrofa 124

Confundido está el amor cuando un hombre le da
todo su pensamiento a otro;
Nada es tan malo como ser falso,
no hay amigo que prometa solo verdades.

Estrofa 125

¡Te aconsejo, Loddfafnir!
Y escucha mi consejo.
Tendrás beneficio si escuchas,
grande será tu ganancia si aprendes:
No entres en conflicto con un hombre inferior.
A veces, a quien es mejor, le va mal
cuando el insignificante empuña una espada.

Estrofa 126

¡Te aconsejo, Loddfafnir!
Y escucha mi consejo.
Tendrás beneficio si escuchas,
grande será tu ganancia si aprendes:
Sé zapatero o fabricante de flechas, 
solo para tu propio uso.
Si el zapato está mal hecho, o la flecha falla,
de ti, mal pensarán los hombres.

Estrofa 127

¡Te aconsejo, Loddfafnir!
Y escucha mi consejo.
Tendrás beneficio si escuchas,
grande será tu ganancia si aprendes:
Si conoces el mal, como mal denúncialo,
y no te alíes con enemigos.

Estrofa 128

¡Te aconsejo, Loddfafnir!
Y escucha mi consejo.
Tendrás beneficio si escuchas,
grande será tu ganancia si aprendes:
En el mal nunca alegría hallarás,
mas el bien siempre te alegrará.

Estrofa 129

¡Te aconsejo, Loddfafnir!
Y escucha mi consejo.
Tendrás beneficio si escuchas,
grande será tu ganancia si aprendes:
No mires arriba cuando la batalla se desate,
(Los hombres se vuelven como locos,)
no sea que te embrujen la mente.

Estrofa 130

¡Te aconsejo, Loddfafnir!
Y escucha mi consejo.
Tendrás beneficio si escuchas,
grande será tu ganancia si aprendes:
Si ansías ganar el amor de una mujer,
y recibir de ella alegría,
sé fiel en tu promesa y cúmplela bien;
Nadie desdeña el bien que recibe.

Estrofa 131

¡Te aconsejo, Loddfafnir!
Y escucha mi consejo.
Tendrás beneficio si escuchas,
grande será tu ganancia si aprendes:
Te insto a ser cauto, pero no temeroso.
(Ten cuidado especialmente con el licor o la esposa de otro,
y en tercer lugar, cuida que un ladrón no te engañe.)

Estrofa 132

¡Te aconsejo, Loddfafnir!
Y escucha mi consejo.
Tendrás beneficio si escuchas,
grande será tu ganancia si aprendes:
Escarnio o burla nunca deberás hacer
de un huésped o de quien esté de viaje.

Estrofa 133

A menudo apenas sabe, quien en casa descansa,
qué tipo de hombre es el que llega;
Ninguno tan bueno se encuentra que no tenga defectos,
ni tan malo que nada valga.

Estrofa 134

¡Te aconsejo, Loddfafnir!
Y escucha mi consejo.
Tendrás beneficio si escuchas,
grande será tu ganancia si aprendes:
No desprecies nunca al cantor canoso,
frecuentemente los ancianos hablan bien.
(A menudo de la piel arrugada vienen sabios consejos,
aunque esté colgada con las pieles,
y ondee entre los cueros,
y se hinche con las barrigas.)

Estrofa 135

¡Te aconsejo, Loddfafnir!
Y escucha mi consejo.
Tendrás beneficio si escuchas,
grande será tu ganancia si aprendes:
No maldigas a tu huésped, ni le muestres la salida.
Trata bien al hombre necesitado.

Estrofa 136

Fuerte es la viga que se debe levantar
para dar entrada a todos.
Pon un cerrojo, o sombrío será
el deseo que contra ti se conjure.

Estrofa 137

¡Te aconsejo, Loddfafnir!
Y escucha mi consejo.
Tendrás beneficio si escuchas,
grande será tu ganancia si aprendes:
Cuando bebas cerveza busca el poder de la tierra,
pues la tierra cura la bebida,
y el fuego las enfermedades.
El roble cura la tensión, el oído cura la magia,
el centeno cura la ruptura, la luna cura la ira,
la hierba cura la sarna, y las runas el corte de espada.
El campo absorbe la inundación.

Estrofa 138

Ahora las palabras de Hor se pronuncian en el salón,
benditas para el linaje de los hombres,
malditas para el linaje de los gigantes:
¡Salud al que habla, y al que aprende!
¡Beneficio sea para quien las posee!
¡Salud a los que escucharon!

Rúnatáls þáttr Óðins

Canción rúnica de Odín

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Preguntas frecuentes sobre Hávamál

El Hávamál es una colección de poemas de la época vikinga escritos en nórdico antiguo. Presenta consejos para la vida, para una conducta correcta y para la sabiduría. Se considera una fuente importante de la filosofía nórdica antigua. A menudo se le considera una especie de guía moral y espiritual para los guerreros vikingos.

El Hávamál trata sobre muchos temas diferentes, como la sabiduría, la conducta, la amistad, la hospitalidad y la protección contra el peligro, así como enseñanzas que se consideran esenciales para la vida y el éxito en la sociedad nórdica. También incluye reflexiones sobre el destino, la magia y la muerte.

Hávamál significa, literalmente, «El Discurso de Hár«, o «Las Palabras de Hár«. Está formada por las palabras Hávi + Mál.

Hávi es una de las formas gramaticales del nombre Hár, que era uno de los nombres de Odín y significa «alto», «superior». Y mál es la palabra en nórdico antiguo para «lenguaje», «discurso» o «asunto».

Por tanto, podemos traducir Hávamál como «El Discurso del Altísimo» o «Las Palabras del Altísimo».

La única fuente conservada de Hávamál es el Codex Regius. Este es un manuscrito islandés del siglo XIII, en el que también se incluyen los demás escritos de la Edda poética, como Völuspá, Vafþrúðnismál o los cantos heroicos del Ciclo Nibelungo. Existen indicios de que el autor del códice pudo ser el escaldo islandés Sæmundur fróði Sigfússon.

La parte que trata de la conducta ética (la Gestaþáttr) fue identificada tradicionalmente como la parte más antigua del poema por los eruditos del siglo XIX y principios del XX.

Bellows (1936) identifica como el núcleo del poema una colección de proverbios y sabios consejos que data de una época muy temprana, pero que, por la naturaleza de la tradición oral, nunca tuvo una forma o extensión fija. Sin embargo, Klaus von See (1981) identifica la influencia directa de la Disticha Catonis en la Gestaþáttr, sugiriendo que esta parte fue escrita durante el período altomedieval y poniendo en duda el «carácter germánico no adulterado» del poema afirmado por otros escritores.

Al núcleo gnómico del poema se añadieron con el tiempo otros fragmentos y poemas de sabiduría y proverbios. Discutir la autoría o la fecha de cada una de las partes sería inútil, ya que casi todos los versos o estrofas podrían haber sido añadidos, modificados o suprimidos a voluntad en cualquier momento antes de la redacción del poema en el siglo XIII. No obstante, sí que podríamos fechar algunos versos o estrofas en el siglo X o incluso el IX. El verso deyr fé, deyja frændr («muere el ganado, mueren los parientes») que aparece en las estrofas 76 y 77 de la Gestaþáttr puede datarse en el siglo X, ya que también aparece en el Hákonarmál de Eyvindr Skáldaspillir.

En su mayor parte, los versos están compuestos en una métrica llamada ljóðaháttr, asociada a los versos sapienciales.

El Hávamál está escrito en nórdico antiguo, una lengua germánica extinta que se desarrolló en Escandinavia y sus colonias durante la época vikinga, aproximadamente desde el siglo VIII hasta el siglo XIV. Proviene del protonórdico y eventualmente evolucionó para convertirse en las lenguas escandinavas modernas, como el islandés, el noruego, el sueco y el danés. Se habló ampliamente en los países nórdicos y también fue utilizado como lengua franca en las colonias vikingas en Europa y América del Norte. A pesar de que en sus orígenes se seguía usando el alfabeto rúnico (futhark joven), la mayoría de los textos importantes, como las Eddas o las Sagas, fueron escritos en alfabeto latino, incluyendo el Códex Regius en el que se encontró el Hávamál. Durante la Edad Media, el nórdico antiguo fue la lengua de la literatura y la cultura escandinavas y ha dejado una importante huella en la lengua y la cultura de los países nórdicos modernos.

El Hávamál consta de 165 estrofas, divididas en 3 partes:

  • Gestaþáttr. Estrofas 1 – 79. La primera sección se puede traducir como la «sección del huésped». Se trata de un conjunto de máximas sobre cómo comportarse cuando se es huésped y se viaja, centrándose especialmente en la etiqueta y las relaciones de comportamiento entre anfitriones e invitados y la sagrada tradición de reciprocidad y hospitalidad que era endémica de los pueblos marineros nórdicos.
  • Loddfáfnismál. Estrofas 80 – 137. La siguiente gran sección del Hávamál trata de la moral, la ética, la acción correcta y los códigos de conducta. Está dirigida a Loddfáfnir, «el cantor errante», de ahí el nombre de esta sección, Loddfáfnismál, que se sitúa en el lugar del lector (o, como era el caso en la época, del oyente).
  • Rúnatáls þáttr Óðins. Estrofas 138 – 165. El Rúnatal (Rúnatáls-tháttr-Odhins o «Canto de las Runas de Odín») es la última sección del Hávamál. En ella, Odín revela el Secreto de las Runas.

El Hávamál simboliza la sabiduría y la experiencia adquirida a lo largo de la vida. También simboliza la importancia de la conducta honorable y de tener una actitud positiva ante los desafíos.

La autoría del Hávamál se le atribuye al dios Odín, quien según la mitología nórdica era el dios de la sabiduría, la poesía y la guerra.

No se sabe con certeza quién escribió el Hávamál, al ser un texto muy antiguo. Se cree que fue transmitido oralmente durante muchos siglos por trovadores y escaldos antes de ser escrito y compilado por varios autores a lo largo del tiempo. Los eruditos a veces especulan con autores hipotéticos, pero nunca han sido alcanzadas conclusiones firmes y aceptadas.

El Codex Regius fue descubierto en 1643 por Brynjólfur Sveinsson, obispo de Skálholt (Islandia). En 1662 lo envió como regalo al rey Federico III de Dinamarca; de ahí su nombre. Se conservó en la Biblioteca Real de Copenhague hasta el 21 de abril de 1971, fecha en la que regresó a Reikiavik, y actualmente se conserva en el Instituto Árni Magnússon de Estudios Islandeses.

Desde entonces, multitud de estudiosos y escritores han trabajado en su traducción e interpretación a las diferentes lenguas modernas.